Hace unos días me encontré en la red con el tratado The Federalist escrito por Alexander Hamilton, James Madison y John Jay durante la revolución norteamericana. Dado mi interés por la historia de los Estados Unidos, así como, he de decir, por la pasión de mi novia sobre el personaje de A. Hamilton a raíz del famoso musical de Broadway que lleva su nombre, hizo que definitivamente me entrara la curiosidad por leerlo. En el mismo se recogen decenas de artículos donde estos padres de la revolución norteamericana aportan argumentos en favor de la creación de una federación fuerte entre las trece colonias primigenias en lugar de una mera o débil confederación entre las mismas. Ellos aportan argumentos contundentes, que no he podido evitar relacionar con la actual situación política en España, en donde el nacionalismo y separatismo se encuentran en su máxima agitación, y donde hay una total falta de la defensa de la importancia de la unidad de España.
Mediante dicha recopilación de artículos, los autores tratan de persuadir al reciente congreso norteamericano y de informar a la propia opinión pública de las bondades de la Unión y de la creación de un gobierno federal fuerte frente la postura de varios estados de reducir la integración a una confederación con un poder federal reducido a la mínima expresión.
Uno de los principales argumentos a favor esgrimidos en primer lugar es la mejor defensa frente a agresiones de terceras potencias que puede realizar la unión de los estados, así como una mayor capacidad de negociación frente a las mismas en la firma de tratados internacionales. Este último aspecto tiene mucho sentido sobre todo en el contexto histórico dada la situación de la nueva nación frente a potencias imperiales de la época como Gran Bretaña y España cuyas fronteras lindaban con la misma. La unión de los nuevos estados independientes en torno a un poder federal fuerte que aglutinara las competencias en defensa se convertía en un factor clave si querían sobrevivir en un entorno hostil, y evitar posibles invasiones. Dichas invasiones se produjeron a los inicios del siglo XIX por parte del imperio Británico, pero la colaboración de los estados en la defensa común de la nación supuso el fin de dicho peligro en años posteriores. Como se ha demostrado posteriormente, no sólo la Unión de los estados ha garantizado la supervivencia del país y el respecto a la Constitución, sino que además ha dado lugar a una potencia militar a nivel mundial, que una mera confederación con comptencias limitadas no hubiera podido crear.
En segundo lugar, A. Hamilton recoge la necesidad de crear un gobierno federal fuerte para conseguir una mayor estabilidad interior evitando potenciales conflictos entre los nuevos estados. En los artículos, se recoge la divergencia entre los distintos estados sobre cuestiones como la política económica y la defensa de la esclavitud de algunos estados, así como sobre el papel del estado y los límites del gobierno federal. Dichos conflictos comenzaban a llevar a un aumento de la rivalidad entre los mismos, sobre todo entre los estados del norte con los estados del sur de la unión. Los autores recogen la necesidad de un gobierno federal que en defensa del interés general de todos los estados, y de la constitución. Dada la diversidad y de opiniones y la creciente crispación entre los estados, el propio Hamilton alertaba la necesidad de dotar de autoridad suficiente al ejecutivo federal para poder evitar una escalada en el nivel de conflicto y de rivalidad. Tristemente, esta preocupación del autor se hizo realidad años después, con el estallido de una sangriente guerra civil en 1861 provocada por la ruptura de la unión. Dicha guerra civil supuso un punto de inflexión en los Estados Unidos, dando lugar al fortalecimiento del poder federal tras la derrota de la conferederación, tal y como Madison y Hamilton pedían desde la revolución norteamericana.
En tercer lugar, se recogen argumentos de carácter económico la reducción de las barreras al comercio, fronteras y trabas administrativas entre los estados miembros, con el fin de garantizar la libertad de comercio, uno de los pilares de la nueva nación. Por otro lado, se menciona que la unión también favorecería la cooperación entre estados, sobre todo en situaciones de desastres naturales o revueltas, recogiendo ejemplos de dichas situaciones en estados como Pennsylvania, donde únicamente el gobierno federal fue capaz de garantizar la seguridad y paz de los ciudadanos de dicho estado ante varios motínes ocurridos en el mismo.
Por último, otro argumento de carácter interior mencionado por los autores que me llamó gustaría recalcar, es la defensa de una Unión fuerte para impedir que ideologías populistas lleguen al poder, dado que ello ocurre más fácilmente en pequeños estados que en Estados de mayor tamaño. Los estados pequeños tienen una población más homogénea tanto en aspectos religiosos, étnicos y linguísticos, lo cual favorece la llegada al poder de ideologías populistas que defienden el odio hacia lo diferente. Así, la existencia de un estado fuerte favorece gobiernos más moderados y de consenso dada la mayor diversidad de la población, y dificulta la llegada al poder de los defensores de meros argumentos populistas o de carácter totalitario. Esa tendencia se puede ver en los propios Estados Unidos, donde existen actualmente Estados con gobernadores con una idelogía muy conservadora dada las características del propio estado (estados donde hay una clara mayoría blanca y donde hay una determinada iglesia protestante dominante), pero que no llegan a hacerse con el poder de la Unión. Así, por ejemplo, determinados grupos religiosos conservadores pueden alcanzar el poder en estados como Indiana (mayoría blanca y protestante), pero lo tienen mucho más difícil para hacerse con el control del gobierno federal elegido por los ciudadanos diversos de toda la unión.
Una vez visto los principales argumentos escgrimidos en The Federalist para la defensa de una nación fuerte, me parece interesante tratar la situación actual de España, y la falta de defensa con argumentos de la importancia y beneficios de la unión frente a posturas nacionalistas y separatistas existentes en diversas regiones del país.
En España, existen numerosos partidos nacionalistas y separatistas que se dedican a vender las supuestas bondades de la independencia, como la panacea frente al malvado estado español. Yo, personalmente, no me voy a dedicar a defender al estado español, ya que creo que debe ser reformado (básicamente reducido), pero si que creo que existen argumentos para defender las ventajas de la unión de España y la existencia de un poder ejecutivo con competencias exclusivas, que se imponga frente a las posturas separatistas.
Desde un punto de vista de política interna, siguiendo lo indicado en The Federalist, es más difícil para partidos extremistas o populistas hacerse con el poder en naciones grandes frente a pequeñas naciones con población homogénea. Aplicado al caso español, nos encontramos en el caso de Cataluña con partidos antisistemas y separartistas en las instituciones que son la base de su gobierno. En el país Vasco tenemos radicales de ultraizquierda en las instituciones que no dudan en justificar el terrorismo como arma política. Dichos partidos llegan a las instituciones en dichas regiones, pero lo tienen más complicado para controlar un gobierno en el Parlamento Español, no sólo por la legislación electoral española, sino también por la diversidad del pueblo español que queda plasmado en una mayor variedad de posiciones políticas. Como ejemplo, a nivel nacional Podemos, unido a los comunistas de IU, superan levemente el 20% del voto a nivel nacional (y eso a pesar la campaña de marketing desplegadas por algunos medios nacionales y el descréditos de los partidos tradicionales), mientras que en regiones como Cataluña , dicho partido está apunto de convertirse en el partido más votado en las próximas elecciones como indican las encuestas.
Por supuesto que los populistas, tanto de izquierdas como de derechas, pueden llegar al control de un gran estado (véase lo que ocurrió en la Alemania con los nazis o en Rusia con los bolcheviques, pues la calidad de las instituciones es tan importante como el propio tamaño del país, pero se puede observar en la actualidad en España, y en el resto de Europa, la mayor facilidad de hacerse con el control de pequeñas regiones, donde hay una mayor homogeneidad de su sociedad con una serie de señas identitarias, como puede ser la lengua, que sirven como factores de diferenciación y segregación. Así pues, la defensa de la libertad nos lleva a la defensa de una unión fuerte, donde se garantice la libertad y los principios constitucionales en todo su territorio frente a tendencias populistas que puedan surgir en una determinada región. Una unión fuerte garantiza la paz de sus territorios frente a la disputa, la rivalidad y odio que incentivan los nacionalismos.
Siguiendo con el análisis del punto de vista interno, como se ha indicado anteriormente, la unión garantiza la libertad económica dentro de la misma así como su estabilidad política y ambos aspectos son aplicables al caso español. El separatismo catalán y vasco son una de las principales fuentes de inestabilidad que afronta el estado español, y un proceso de ruptura ahondaría aún más en ese aspecto, ahuyentando a la potencial inversión extranjera.
Además, el levantamiento de nuevas fronteras que propugna el independentismo supondría también un grave varapalo para la economía española dad las trabas al comercio que podría suponer. Es más, el proceso desintegrador del actual estado de las autonomías ya está teniendo un efecto negativo en la economía con el aumento de las trabas para la venta de bienes y servicios dentro del propio país dada la cada vez más divergente legislación autonómica, creando en muchas ocasiones una duplicidad en la propia administración.
Desde un punto de vista de política exterior, la desintegración de España dañaría de forma irreversible nuestro poder de negociación ante organismos internacionales, principalmente dentro de la Unión Europea, y si de por sí, España es un figurante secundario en la política internacional, esta desintegración nos situaría como meros observadores del panorama político internacional.
Como se ha podido observar, hay más razones que las meras económicas para defender la unión frente a la segregación. Existen aspectos, como la propia defensa de la libertad y los principios constitucionales, y otro tipos de ventajas que están ligados con la defensa de la unidad española.
Más allá de las buenas razones existentes en favor de la unidad de una nación como son las indicada anteriormente, y otras recogidas dentro de la obra The Federalist, lo que más me llama la atención, o me duele si se puede decir, es que no haya en el parlamento español, ni sobre todo dentro de los territorios con fuertes movimientos nacionalistas, partidos nacionales que defiendan la unión explicando sus ventajas de forma clara, yendo más allá de meros argumentos de carácter económico. Se echa en falta una verdadera defensa de valores de unidad y libertad en España frente a los que quieren romper con el marco constitucional y acabar con las garantías que supone una nación fuerte como la española.
Es necesario que rebatir con estos argumentos a los nacionalistas, tal y como hicieron algunos de los padres de los Estados Unidos desde su nacimiento frente a los que se oponían a la unión. Hay argumentos históricos, económicos, políticos, y sociales para la defensa de la nación española integrada dentro de la Unión Europea. La división no es la solución para los males que actualmente acechan a nuestro país, y ahora más que nunca los supuestos partidos nacionales deben ir más allá de sus intereses y defender las bondades de la unión de todos los españoles frente a los que desean la separación.